ARTÍCULOS Y RESEÑAS · Lengua

Una confesión

Sí. Lo reconozco. Estoy obsesionada. No sé cuándo empezó esto que me perturba y que me impide entrar en el Facebook sin ponerme los pelos de punta. No sé si fue antes de empezar la universidad o después. Allá donde voy, no dejo de fijarme en carteles, anuncios, vallas publicitarias o escaparates. Creo que incluso tengo problemas de comprensión de textos, ya que no puedo dejar de fijarme en la forma y no en el fondo, en el contenido. Sí. Mi obsesión es la ortografía y los signos de puntuación. Las comas me traen por la calle de la amargura, pero lo que de verdad no puedo soportar es el corrector del Word. Todos podemos cometer erratas (y errores, por qué no decirlo) en nuestros escritos y todos somos humanos y podemos tener dudas. Yo la primera. Por eso, en mi escritorio hay un acceso directo a la página del Diccionario de la Real Academia Española y al Diccionario panhispánico de dudas (DPD).

Por ello, si estás escribiendo un texto en Word o en cualquier otro procesador de textos que tenga la opción de corregir, ¡no te creas todo lo que dice! Te puedes equivocar en palabras como público (notorio o conjunto de personas), publico (1ª persona del singular del presente de indicativo del verbo publicar) y publicó (3ª persona del singular del pretérito indefinido de indicativo del verbo publicar), y en otras tantas palabras similares a estas.

Que no sabes si las siglas llevan puntos, que desconoces si los nombres de las asignaturas o los meses del año se escriben en mayúscula o en minúscula, que tienes dudas sobre cómo se escribe una abreviatura, que no conoces cómo se escribe un extranjerismo, que no te acuerdas de si una palabra lleva tilde… Pues, para todo eso puedes consultar el DRAE y el DPD.

No es necesario vivir como yo lo hago, porque sufrir cada vez que alguien escribe alguna barbaridad (o «varvaridad», como he podido leer en alguna ocasión en el Facebook), no es bueno para la salud. Lo importante es que, ante la duda, tengas recursos para poder resolverla. Otra cosa muy distinta es que ni siquiera te la plantees. En ese caso, lo único que te puede ayudar es leer.

Esta fotografía es fruto de mi obsesión. Sí. Tampoco puedo ir a los museos sin fijarme en cosas como esta:

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