Mi amiga Raquel Paradís nos comentaba, el pasado miércoles, en una de sus clases de mindfulness, la importancia de tener un vocabulario rico y amplio. En Psicología, su especialidad, cuantas más palabras conozca una persona, más fácilmente le será mostrar y hablar de sus sentimientos y emociones y más podrá concretarlas. Como en Psicología, en todos los aspectos de nuestra vida, tener variedad léxica nos ayudará a ser más concretos, claros y concisos y, además, nos servirá como recurso en las conversaciones con amigos, en exposiciones orales, en charlas y en nuestros escritos. En definitiva, nos ayudará a comunicarnos mejor.
Por esta razón, utilizar sinónimos y evitar las palabras y expresiones comodín (o palabras-cliché, según algunos autores) serán clave para lograr esa comunicación más eficaz y directa.
Seguro que habéis oído hablar de las expresiones comodín, esas que siempre utilizamos cuando no sabemos encontrar una palabra más exacta. Uno de los comodines que más usamos es el vocablo cosa. ¿Cuántas veces habéis utilizado esta palabra? ¿Y cuántas veces os habéis dado cuenta de que la habéis usado y de que podríais haber buscado otra mejor? Esto precisamente me ocurrió hace unos meses en una intervención en clase. Cuando dije cosa, inmediatamente me di cuenta de que tenía que haber utilizado otra palabra que definiera mejor aquello de lo que estaba hablando.
La gota que colma el vaso es el adjetivo guay. ¿Qué te ha parecido la película? Muy guay. ¿Cómo es este libro? Está guay. ¿Te ha gustado mi vestido? Sí, está súper guay. Es otra de las palabras que utilizamos en exceso y para todo. Además de que es demasiado coloquial para algunos ámbitos, denota y evidencia que nuestro lenguaje es más bien pobre. No obstante, muchos (yo la primera) la decimos por vicio.
Y, últimamente, también he oído el sustantivo bicho para nombrar cualquier objeto, animal o comida: desde una nevera a un mejillón, pasando por el mando de la tele. Y este sí que me supera. ¿No le habéis cogido manía nunca a alguna palabra? Yo sí. Cuando escucho la palabra bicho para nombrar algo que no tenga cuatro patas y que pique, me salen antenas.
¿Qué hacemos para evitar estos comodines y otros como bien, bueno, hacer, interesante o cuestión? ¿Qué podemos hacer para tener un vocabulario más rico? Primero, concienciarnos y aceptar nuestras limitaciones; segundo, leer; tercero, leer más y, por último, consultar diccionarios de sinónimos y de uso. Solo así conseguiremos que nuestros destinatarios nos entiendan de manera más precisa.