Subjuntivo: conjugaciones. Verbos de memoria. Hormigueo en el estómago. Sensación de angustia. Alivio porque esos tiempos ya pasaron… Muchas palabras y sensaciones para evocar lo que provoca el término ‘subjuntivo’ en muchos. Y en cierto modo, es entendible, ya que estudiar los verbos en la clase de lengua castellana resultaba, más veces que pocas, una tortura… Si nos hubieran enseñado los tiempos verbales aplicados al uso real de la lengua, seguramente nos hubiera motivado más… Este artículo tiene como objetivo (igual demasiado pretencioso), justamente, desmontar el mito de que los verbos son aburridos. Seguro que nos acordamos de que hay tres conjugaciones (primera, segunda y tercera, según verbos terminados en -ar, -er, -ir), varios tiempos verbales (presente, indefinido, imperfecto, pluscuamperfecto, futuro, condicional, etc.) y dos modos verbales (indicativo y subjuntivo; para algunos autores, también imperativo). Precisamente, por alguna razón, el modo subjuntivo siempre se nos atragantaba más que el indicativo y siempre andábamos con trucos como conjugar con la conjunción que delante. Pero, si nos fijamos, es un modo que usamos con más frecuencia de lo que pensamos.

El subjuntivo es, por definición, «el modo gramatical que manifiesta lo expresado por el verbo con marcas que indican subjetividad» (DRAE). La subjetividad tiene que ver con las emociones, con los gustos (y con los disgustos), con los valores, con las creencias, con los miedos, con todo aquello que nos conmueve, que nos alegra, que nos entristece… Con las opiniones, con las percepciones, con los deseos… Tomo una cita de una profesora, Mª Luz Gutiérrez, cuya asignatura me ha despertado a mí también este interés por el subjuntivo. Gutiérrez dice que «el subjuntivo es el modo marcado por esa carga especial de significación». En este sentido, el modo verbal no solo tiene que ver con la sintaxis, sino también con la semántica, con el significado, y aquí tiene vital importancia la función comunicativa de la lengua, el uso real que hacemos de la lengua. ¿Cómo hablamos de todas estas cosas tan necesarias en la vida?
Deseo que cumplas muchos más. (Presente de subjuntivo)
Me alegro de que hayas llegado bien del viaje. (Pretérito perfecto de subjuntivo)
Me encanta que seas así. (Presente de subjuntivo)
Temía que no le hubiera sentado bien. (Pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo)
Espero que seas muy feliz. (Presente de subjuntivo)
Espero que te pudras en el infierno. (Presente de subjuntivo)
Creo que no hubiese sido lo mismo sin ti. (Pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo)
Otro aspecto relevante del modo subjuntivo es que afecta al significado de algunos verbos que, si se usan en subjuntivo, adquieren esa significación subjetiva que no tienen en modo indicativo. No es lo mismo:
Sentir (subjuntivo=lamentar): Siento que tengas que marcharte tan pronto.
Sentir (indicativo=percibir, notar): Siento que estás más guapa de lo normal.
Parecer (subjuntivo= juicio de valor): Me parece mal que actúe así.
Parecer (indicativo=certeza): Parece que hace viento.
Temer (subjuntivo=miedo): Teme que alguien se entere.
Temer (indicativo=sospecha): Me temo que no llegará a tiempo.
Decir (subjuntivo=ordenar): Mi madre me dijo que hiciera la comida.
Decir (indicativo= responder): Dice que ya no irá más a ese restaurante.
Comprender (subjuntivo=disculpar): Comprendo que no quieras venir más.
Comprender (indicativo=percepción mental): Comprendo que has hecho todo lo posible.
Estos son solo algunos ejemplos de verbos que cambian de significado según el modo verbal en que los utilicemos, pero hay muchos más. Esto muestra, una vez más, la riqueza de nuestro idioma. Deseo que este artículo os haya despertado un poco el interés por los verbos o, al menos, con esto me conformo, que os haya gustado. Así, en subjuntivo.