«Hoy es un buen día para retomar pasiones olvidadas». Así empieza la redacción de las aventuras y desventuras que me depara mi signo del zodiaco (o con tilde, «zodíaco») para el día de hoy. Por esa razón, tras un periodo de hibernación intelectual, vuelvo a retomar este espacio. Sí. Leo el horóscopo a diario. Me gusta leer el horóscopo. Lo reconozco. Llamadme crédula. Llamadme lo que queráis. Pero me gusta. Me encanta ver cómo quienes los escriben utilizan unas estrategias que han convertido al horóscopo en un género textual totalmente institucionalizado, con sus tópicos y sus vicios.

El horóscopo es el mejor ejemplo de la tipología de texto predictivo, aunque también tiene rasgos del texto instructivo. Por un lado, el escritor -llámese «astrólogo», llámese «becario», llámese  «x»- relata los acontecimientos que vivirás las próximas horas, la semana que viene, este mes o el año en curso. Por otro lado, también te da consejos o pautas de cómo debes actuar en determinadas situaciones, de ahí que el género también se caracterice por la presencia de secuencias instructivas. La descripción también suele aparecer en este género cuando se hace referencia a los rasgos psicológicos de cada signo:

Dependiendo de donde leas tu horóscopo, el grado de formalidad con que te cuentan qué acontecer te depara el día también cambia. Las fórmulas de tratamiento que aparecen son, pues, distintas. En algunos te tratan de «usted», mientras que en otros el grado de confianza es, incluso, excesivo. Llama la atención la familiaridad con que lo hacen en horoscoponegro.com. Yo soy «Sagi». Como si de una amiga se tratara, da consejos intercalando varios «sagis» en el texto:

Por cierto, se nota que la redacción es rápida y descuidada. De hecho, no es extraño ver textos mal puntuados, con faltas de ortografía y de concordancia. Esta es una tendencia que se da en los textos de los horóscopos, en general. En los periódicos generalistas, las predicciones están mejor escritas y se caracterizan por ser más breves que las de las revistas y las páginas especializadas en astrología.

También cabe señalar cómo cambia la forma de dirigirse al lector, según el perfil del público al que va destinado. No es lo mismo leer tu signo del zodiaco en un medio deportivo que en una revista femenina. Los tópicos también están presentes en ambos tipos de prensa:

Y si hablamos del vocabulario que emplean, principalmente, está relacionado con la salud, el amor y el trabajo. Como recalca Montero Curiel en un artículo sobre la lengua en los horóscopos, es habitual la presencia de léxico vinculado a estos tres temas clásicos: chequeo, estrés, nervios, asunto, expectativas, aspiraciones, decisiones, proyectos, celos, rutina, pasión, familia, etc. Muchos de estos términos, la mayoría de ellos genéricos, abstractos e imprecisos, conllevan múltiples interpretaciones, de ahí que el lector se reconozca fácilmente en la descripción de su signo. Los horóscopos también están llenos de tópicos que podemos identificar con la época del año de que se trate. Ahora que acaba el verano y volvemos al cole y al trabajo, son habituales los relatos referentes a la vuelta a la rutina o al final de las vacaciones.

Desde el punto de vista lingüístico, está claro que el horóscopo es un tipo de texto con unas particularidades bien definidas. Desde el punto de vista sociológico y antropológico, leer las predicciones del signo del zodiaco es un hábito extendido y no de gente no formada. Razones no faltan, según este interesante artículo. Entre ellas, la necesidad de creer en algo (llámese «Dios», llámese «Piscis»), a modo de autoayuda para afrontar el estrés de la vida contemporánea. Según un estudio de una universidad de Bélgica, funciona, porque te sugestiona y condiciona tu manera de actuar. Sea por creencia, por simple curiosidad, por echarte unas risas o por conocerlo como género textual, el horóscopo también incentiva la lectura y, por eso, solo por eso… hoy es un buen día para leer el horóscopo.